A veces puede resultar un poco confuso entender las diferentes escuelas budistas: Mahayana, Theravada, Budismo de la Tierra Pura, Budismo Zen y Budismo Tántrico. Hoy vamos a explorar cómo se ha llegado a esta diversidad y cómo ha evolucionado el Budismo desde la época de Buda hasta la actualidad.

Hacia el siglo V antes de la Era Común apareció Buda. Alcanzó la iluminación y comenzó a transmitir sus enseñanzas, el dharma. Sus seguidores crecieron progresivamente, formándose una comunidad budista que aceptaba a personas de cualquier casta, donde nadie era considerado superior a los demás.

Cuando Buda muere, sus discípulos más avanzados espiritualmente se reúnen y se comprometen a preservar el dharma, es decir, las enseñanzas que Buda les dejó. De esta manera, la doctrina comienza a extenderse.

Dos siglos después surge el Emperador Ashoka, en el momento en que el Imperio Maurya estaba en su mayor apogeo. Este emperador, seguidor de las enseñanzas de Buda, envía a los primeros budistas a la actual Sri Lanka. A partir de ese momento, comienzan a surgir diferentes escuelas budistas.

Las enseñanzas de Buda se transmitían oralmente, tanto sus palabras como las interpretaciones que se hicieron de ellas. La primera vez que se escribieron fue alrededor del siglo I a.C. Desde el nacimiento de Buda hasta que estas enseñanzas se plasmaron por escrito, existieron diferentes grupos que elaboraban versiones distintas de sus palabras. Algunos buscaban preservar las enseñanzas originales de Buda, mientras que otros consideraban que debían interpretarse de manera más liberal. Esta divergencia dio lugar a las dos ramas más importantes del Budismo: el Theravada y el Mahayana.

El budismo que llegó a Sri Lanka es conocido como el Budismo Theravada o ‘Doctrina de los Ancianos’. Sus seguidores afirman que sus textos son los que más se aproximan a las enseñanzas originales de Buda. Estos textos conforman el Canon Pali, el cual, según se dice, fue escrito en la propia Sri Lanka.

Cuando Buda murió, sus seguidores se reunieron para preservar sus enseñanzas y decidieron dividirlas en tres categorías. Esto es lo que se conoce como las Tres Cestas, las Tres Pitakas o el Tipitaka. Estas categorías son: la Cesta de los Discursos, la Cesta de la Disciplina y la Cesta del Conocimiento. Es decir, el Canon Pali, una colección de antiguos textos budistas escritos en pali, constituye el cuerpo doctrinal del Budismo Theravada.

Según este enfoque del Budismo, alcanzarán la iluminación todos aquellos que lleven una vida monástica. Las personas laicas, por su parte, pueden prepararse y acumular méritos para aspirar a la iluminación en su siguiente vida. Esta enseñanza llegó a Sri Lanka y, desde allí, se transmitió posteriormente a otros países del sudeste asiático, como Tailandia o Birmania, especialmente a partir del siglo XI.

Por otro lado, tenemos el budismo Mahayana, también conocido como el Gran Vehículo. En este enfoque, se dice que todos pueden aspirar al camino de la Iluminación, no solo aquellos que viven una vida monástica, como se establece en el budismo Theravada. Aquí, se encuentra el concepto del Bodhisattva, quien se compromete a ayudar a todos los demás a alcanzar la iluminación.

Durante el Imperio Kushán, entre los siglos I y III, el budismo Mahayana se expandió a través de la Ruta de la Seda y otras rutas comerciales. Fue así como llegó a China en esa época. En China, el taoísmo estaba presente, y quizás por eso el budismo se desarrolló tan bien allí; ambas doctrinas tienen ciertas similitudes. De hecho, muchos de los datos que han llegado sobre el budismo en aquella época provienen de peregrinos chinos que viajaron a la India para profundizar en esta sabiduría.

Cada tradición budista tiene su propia colección de textos. Claro, el budismo Mahayana también veneraba sus propios textos. En un principio, eran pocos, pero a partir del siglo V crecieron considerablemente. Aquí encontramos el famoso Sutra de Loto, el Sutra Vimalakirti, los Sutras reflejados en el Sutra de la Perfección de la Sabiduría, el Sutra Lankavatara (este último, muy importante en el desarrollo del budismo en China, Tibet y Japón). También encontramos el Sutra de la Guirnalda de Flores, donde aparece la metáfora de la Red de Indra, de la cual ya hemos hablado aquí en otra ocasión. Bueno, en realidad, hay bastantes textos, y esto es algo que bien saben los monjes que pasan toda su vida estudiándolos.

En el budismo Mahayana existen dos escuelas principales de pensamiento. La primera es la Asanga Yogachara, que propone que la realidad que percibimos no existe de manera independiente; solo parece real según la capacidad de nuestra mente. La segunda es la escuela Madhyamaka de Nagarjuna, que aborda la vacuidad, afirmando que todo está vacío en su esencia y solo existe en relación con otras cosas. Esta última escuela ha tenido una gran influencia en el budismo tibetano y en el budismo de Asia oriental.

China fue de gran importancia en el desarrollo del budismo. De allí surgieron diferentes escuelas budistas :

• Tiantai, basada en el Sutra del Loto.
• La Tierra Pura, centrada en la devoción al Buda Amitabha.
• Chan, precursor del Zen japonés, enfocado en la meditación.

En Japón, el budismo de la Tierra Pura se dividió a su vez en otras dos escuelas diferentes: Jodo-shu y Jodo Shinshu. También en Japón encontramos el budismo Nichiren, que centra sus enseñanzas en el Sutra del Loto, el cual posteriormente se ramificaría en otras escuelas. En resumen, como podemos ver, el surgimiento de nuevas escuelas es una de las características del budismo.

Como podemos ver, el surgimiento de nuevas escuelas es una de las características del budismo.

No podemos olvidar el budismo Vajrayana, que también proviene de la rama Mahayana. Es conocido como el Vehículo del Diamante, el budismo tántrico o esotérico. Sin embargo, la mayoría lo citan como el budismo tibetano, ya que es en el Tíbet donde se centran sus enseñanzas. También existe en Japón y en China, aunque con otro nombre.

En el pasado, esta tradición Vajrayana era muy importante en las enseñanzas que se ofrecían en las antiguas universidades de la India, como la universidad de Nalanda. Se estableció en el Tíbet alrededor de los siglos VII y VIII. En este budismo se utiliza el tantra, empleando ciertas técnicas que se dice fueron aportadas por el propio Buda, pero que eran demasiado avanzadas para que estuvieran al alcance de todo el mundo. Por ello, se mantuvieron ocultas, de ahí su matiz esotérico. Estas técnicas solo se mostraban a aquellos que, por su desarrollo espiritual, pudieran entenderlas y beneficiarse realmente de ellas. Poco a poco, esas técnicas se han ido transmitiendo, aunque siempre se intenta evitar su mal uso.

En los últimos años, en Occidente, ha aumentado el número de seguidores de esta práctica. Se utilizan rituales de música, mudras, mandalas, visualización de deidades y mantras, algunos de los cuales se dice que tienen poderes mágicos.

¿Y con qué finalidad? Alcanzar la iluminación, un potencial que está en todos nosotros. La finalidad es que veamos el potencial que hay dentro de nosotros y dejemos de pensar que estamos limitados. Aquí encontramos lo que se conoce como Yidam, esa deidad con la que nos enfocamos durante la meditación para fusionarnos con ella, sentir su naturaleza búdica y, de esa manera, sentir que esa naturaleza búdica está también en nosotros.

Como vemos, hay diferentes formas de budismo. Algunas tradiciones budistas se enfocan más en temas filosóficos, mientras que otras profundizan más en el estado meditativo. A pesar de las diferencias, todas respetan la idea original de Buda.

¿Y cuál es lo básico de las enseñanzas del Budismo? Lo primero es entender que son enseñanzas que ofrecen consejos prácticos, consejos que eran válidos hace 2500 años y siguen siéndolo hoy en día. No hay que aceptarlos ciegamente, sino experimentarlos. Si resuenan contigo, los aceptas; y si no, los dejas pasar.

Las enseñanzas son bastante extensas. Hay más de 100 volúmenes de los discursos de Buda, que son sutras. Hay numerosos comentarios de maestros posteriores, conocidos como shastras. También están los cuentos Jataka, que son historias que Buda contó sobre sus vidas anteriores, incluso en encarnaciones previas donde tenía la forma de un animal.

Entre sus enseñanzas clave encontramos:

• Las Tres Joyas: en tu camino espiritual debes apoyarte en Buda, en sus palabras o enseñanzas y en la Comunidad Budista.
• Las Cuatro Nobles Verdades: la naturaleza del sufrimiento, la causa del sufrimiento, el cese del sufrimiento y el camino que lleva al cese de ese sufrimiento.
• El Camino Óctuple: prácticas éticas, meditativas y sabias para alcanzar la liberación.
• Los Tres Entrenamientos: disciplina ética, concentración y sabiduría, para saber distinguir aquello que es real de lo que no es real.
• Los Cuatro Sellos Budistas: nos habla de la impermanencia. De que las emociones son propensas al sufrimiento. Ningún fenómeno tiene existencia inherente y el nirvana es la verdadera paz.
• Los Skandhas: los cinco factores que participan en el surgimiento del deseo y del apego. También se dice que son los cinco factores que constituyen un ser sintiente. Estos son el cuerpo, las percepciones, los sentimientos, el estado mental y la conciencia. El apego a alguno de estos agregados nos lleva al sufrimiento.
• Los 10 Actos no Virtuosos: aquello que toda persona debe evitar como matar, robar, calumniar, llevar una conducta sexual inapropiada, mentir, agredir con la palabra, adular, tener codicia o mantener ideas falsas.
• Los 12 Nidanas: Son la cadena de causa y efecto. Es eso que hace que te reencarnes una y otra vez a través de 12 eslabones, desde la ignorancia y no conocer el origen del sufrimiento hasta el envejecimiento y la muerte. (Ver el Bhavacakra o rueda de la Vida)

Mientras el budismo se expandía rápidamente por toda Asia, curiosamente, en el siglo XII desapareció en la India, el lugar donde nació. No sería hasta el siglo XX cuando regresaría con cada vez más adeptos y llegaría a Occidente. Hoy en día, personas de todo el mundo encuentran en el Budismo una filosofía práctica y accesible que puede adoptarse gradualmente como un estilo de vida. Sigue siendo una fuente inagotable de sabiduría y guía espiritual para quienes buscan comprenderse a sí mismos y al mundo que los rodea.

“Cada mañana nacemos de nuevo, lo que hacemos hoy es lo que más importa”. (Buda)